El sistema de supresión de explosiones proporciona protección a los procesos cerrados donde el polvo suspendido representa un peligro de explosión.

Solo unas pocas brasas ardientes que ingresan a un colector de polvo son suficientes para desencadenar una explosión de polvo que generalmente será seguida por un incendio. Así mismo un sólido combustible en llamas transportado a un silo se convertirá en el núcleo de un incendio.

Las primeras etapas del aumento de presión asociado con una explosión de polvo son detectadas por el sensor montado en el equipo que está protegido. Cuando al menos dos de tres sensores de presiones individuales responden, una señal eléctrica activa los Cañones de Supresión de Explosión instalados en el equipo descargando el agente de supresión (Compatible con alimentos Bicarbonato de Sodio) dentro del equipo.

Esto extingue rápidamente la primera etapa de combustión de material antes que se forme la deflagración dentro del equipo que puede genera la presión (Pmax) superior a la fuerza del equipo que está en el proceso.